Bajo el lema: “El mundo tiene sed porque tenemos hambre”, como cada 22 de marzo desde 1993, se celebra un nuevo Día Internacional del Agua, creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como un llamado de alerta a todos los gobiernos del mundo para generar conciencia y acciones tendientes a promover su cuidado y preservar su uso.
Sólo el 3 por ciento del agua dulce del planeta es apta para el consumo humano, y su insuficiencia afecta a 1 de cada 3 personas en todo el globo. En tanto, gracias a las actividades humanas, 1.100 millones de personas en todo el mundo no poseen un abastecimiento mejorado de agua y más de 2.600 millones carecen de acceso a instalaciones adecuadas de saneamiento, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Proyecciones de Naciones Unidas indican que al año 2025, el mundo requerirá de un 25 por ciento más del consumo actual de agua; 26 países sufrirán su escasez y 41 naciones tendrán un déficit crónico, afectando a 2.800 millones de personas.
Este año, UN pone el foco sobre la escasez del agua y la seguridad alimentaria y destaca que “cada año mueren de hambre seis millones de niños”, lo que se agrava por la falta de agua potable. El 70 por ciento del agua disponible se destina a la agricultura y aún así, la producción mundial no alcanza para paliar la necesidad de alimentos a nivel mundial. Hay que tener en cuenta que producir 1 kilo de carne de vacuno, por ejemplo, consume 15.000 litros de agua, y 1 kilo de trigo, 1.500 litros.
Además de añadir que millones de toneladas de productos agroquímicos procedentes de fertilizantes y plaguicidas se vierten en los ríos o se infiltran en el suelo y las aguas freáticas, tal como señaló en un documento reciente, Irina Bokova, Directora General de la UNESCO.
El 40 por ciento de las tierras del mundo se encuentran en proceso de desertificación; la creciente variabilidad de los regímenes de precipitaciones y la mayor frecuencia y duración de los episodios de sequía, asociados al cambio climático también ponen en jaque la producción de alimentos.
Y Argentina no es la excepción. El 75 por ciento de los recursos hídricos se utilizan para la actividad agrícola al tiempo que para la industria se destinan entre el 10 y el 15 por ciento y el resto se requiere para el aseo, saneamiento, alimentación e ingesta humana. Las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas representan tres cuartas partes del territorio, lo que acarrea problemas de desarraigo y migración interna de áreas rurales a centros urbanos.
Así, la seguridad alimentaria sólo puede ser garantizada mediante un desarrollo sostenido de la agricultura, fuente, además, del 75 por ciento de la producción de medicamentos del mundo. La escasez de agua, entonces, se liga a la pobreza, a la falta de condiciones de salubridad y de equidad social.
Pero, el Día Mundial del Agua no sólo debe llevar a la reflexión sobre las grandes actividades sino también sobre las acciones cotidianas que realizamos y que producen grandes derroches de agua en el largo plazo como el lavado de automóviles en la vía pública, dejar el grifo abierto durante el aseo personal o abrir la ducha antes de del baño.
El primer gran desafío, entonces, es la toma de conciencia y el cambio de hábitos domésticos en este sentido. En tanto, también se puede lograr cambios en relación a la seguridad alimentaria. Estos son algunos consejos de las UN para un mundo sin sed y sin hambre:
-Consumir productos que hagan un uso menos intensivo de agua;
-Reducir el escandaloso desperdicio de alimentos; nunca se consume el 30 por ciento de los alimentos producidos en todo el mundo y el agua utilizada para producirlos se pierde definitivamente;
-Producir más alimentos, de mejor calidad, con menos agua;
-Llevar una alimentación saludable.
Publicado por
FELIZ DIA DEL AGUA 2012
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