12/3/14

“Falsas soluciones para el problema de las inundaciones de la Cuenca del Río Lujan, y asì seguir justificando el negocio inmobiliario”

Postura de la Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján (1) 

Nuevamente el Río Luján y algunos de sus arroyos tributarios, como el Pinazo o el Burgueño, se han desbordado y han anegado distintas zonas de Pilar, Luján y Escobar como ocurriera en Noviembre de 2012. Otra vez, se escuchó decir a los vecinos que las lluvias no habían sido tan intensas como para justificar esa inundación y que el agua demoraba en retirarse como nunca antes lo había hecho. 

Queremos expresar nuestra postura, como lo hicimos en el año 2012, no sólo porque creemos que la situación de la Cuenca del Río Luján sigue siendo tan crítica como entonces, sino porque las soluciones que se están proponiendo desde distintas autoridades municipales y provinciales lo único que van a desencadenar es una cantidad mayor de problemas. 

El río Luján y todos los arroyos que desaguan en él se asemejan a un enorme sistema circulatorio que se despliega en una amplia superficie a la que llamamos cuenca. Arrastran nutrientes, sedimentos, energía manteniendo la vitalidad de todo el ecosistema, tal como nuestra sangre lleva alimentos y oxigeno a nuestros tejidos o se lleva sus desechos. Además, sus riberas, que en muchos sectores poseen bosques y humedales, actúan como enormes esponjas que suavizan las crecidas bruscas de agua y alojan diversidad de flora y fauna, incluidas especies en riesgo de extinción. 
Los daños que se han ido produciendo en parte de este sistema, están repercutiendo en todo él. 

¿Cómo lo hemos dañado? Como reiteradamente advertimos al Comité Cuenca del Río Luján, integrada por los intendentes de los 9 municipios, existen múltiples impactos que la cuenca ha venido recibiendo en los últimos años y cuyos efectos se han ido acumulando progresivamente. Industrias y vecinos descuidados han envenenado sus aguas y arrojado basura que dificulta el discurrir de las mismas. Sin embargo, el daño más profundo lo han producido muchos emprendimientos inmobiliarios como barrios cerrados, countrys y 
zonas de servicios, que eludiendo las normativas existentes, ocupan crecientemente las márgenes de los ríos y arroyos (que son de dominio público), así como las tierras bajas por debajo de la cota mínima permitida. Rellenan terrenos y achican el paso del agua, como si fuesen un torniquete que dificulta la circulación y ocasiona inundaciones en las zonas que están aguas arriba y en localidades vecinas que tienen un relieve natural más bajo. 

El caso paradigmático es el del barrio San Sebastián que redujo la planicie de 
inundación del Río Luján (la zona natural que tiene el río para desbordar cuando hay agua en exceso), casi a la mitad en el límite entre Pilar y Escobar. 

Distintas autoridades, además de echarle la culpa al cambio climático, están 
proponiendo, para solucionar el problema de las inundaciones, intervenir drásticamente en la cuenca a través de canalizaciones, dragados y hasta rectificaciones del cauce.

Todavía no ha sido realizado el Plan Maestro Integral del Río Luján (previsto por la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas) uno de cuyos objetivos fundamentales es realizar un diagnóstico socioambiental de la cuenca, sin él es imposible encarar soluciones serias y, en cambio, se apela a otras que tratan al complejo sistema hidrográfico como si fuese un sistema de cañerías que puede “enderezarse”, limpiarse, desviarse. Se especula con la necesidad perentoria que tienen los inundados de liberarse del agua de sus casas y se los engaña con una solución a corto plazo. La ciudad de Buenos Aires y alrededores, con su problema crónico de inundaciones, son una prueba 
de que el entubado y rectificado de ríos y arroyos no es la solución, porque son tratados como partes aisladas en lugar de lo que realmente son: “unidades de un sistema fluvial que integrado funciona equilibradamente”. 

Cuando se canaliza o rectifica un río como el Luján, típico de llanura, se aumenta la velocidad de las aguas y se altera toda su dinámica, se pierde su capacidad de esponja y aumenta la erosión del terreno, se altera su flora y fauna, etc. El dragado devuelve a las aguas los contaminantes que se han ido depositando en los barros a lo largo del tiempo. 
Pero lo más grave es que deja intactas las causas que originan el problema, ya que continúan las urbanizaciones y otras modificaciones que las mismas autoridades permiten. 
Es como si ante un problema de colesterol en las arterias, el doctor nos dijera que las “rectifiquemos” o hagamos un by pass. ¿Por qué no probar primero con una “dieta” libre de urbanizaciones en lugares prohibidos? ¿Por qué no realizar ORDENAMIENTO AMBIENTAL DEL TERRITORIO que considere la aptitud de cada suelo para diferentes actividades, en vez de dejar el territorio en manos de la especulación inmobiliaria? ¿Por qué gastar sumas millonarias en costosas obras de rectificación (que pagamos todos los ciudadanos) cuando lo realmente sensato es que los Municipios de la cuenca, la Autoridad del Agua, el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible y el Misterio de Infraestructura “rectifiquen” su decisión de seguir permitiendo estas urbanizaciones? 

También es prioritario que se detengan las obras de este tipo que se encuentren en curso, se restaure y compensen los daños producidos. 

Aprendamos a respetar al río otorgándole su propio espacio: cauce y planicie de inundación le pertenecen por igual, porque es el dibujo que realizó por milenios. 

Nos evitaremos los enormes costos ambientales como la pérdida de recursos naturales y de servicios que nos aporta la cuenca (el agua superficial y subterránea, la calidad de aire, su flora y fauna, sus propiedades depuradoras de aguas y de control de crecidas, etc.). Y también los sociales, pues muchos pobladores no tienen agua para consumo diario, resultan inundados por las alteraciones del relieve que generan y corren el riesgo de perder su forma de vida tradicional. 

Volvemos a decir, como en el 2012: “La solución solo será posible realizando un trabajo interdisciplinario y articulado entre las distintas áreas de gobierno y de la sociedad, contando con la voluntad política para llevarlo adelante” 

 (1) Acerca de la Comisión Asesora del Comité de Cuenca A del Río Luján 

 La institución está conformada por diversas instituciones: de protección del patrimonio cultural y ambiental, académicas, de la industria y el comercio, etc. y fue creada el 28 de setiembre de 2011, en Pilar, en el marco de la Ley 12257, del Decreto Reglamentario 3511/07 y de la Resolución 15/12 para asistir en cuestiones técnicas al Comité de Cuenca A del Río Luján, (compuesto por representantes de los nueve municipios pertenecientes a 
la cuenca y por la Autoridad del Agua). Las recomendaciones de la COMISION no son vinculantes, es decir, que el Comité de Cuenca puede no tenerlas en cuenta. Los miembros de la Comisión Asesora trabajan ad honorem y no poseen ningún cargo político. 


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