1/2/19

Inundaciones: el manejo de los suelos, crucial para acelerar o retardar los excesos

Un informe destaca que el clima y los lotes mal drenados son un factor primordial de los anegamientos



Un trabajo sobre inundaciones y manejo de suelos en la Argentina de los especialistas Miguel Taboada, del INTA y Conicet, y de Francisco Damiano, del Instituto de Clima y Agua del INTA, indica que el factor climático y la presencia de suelos con algún grado de hidromorfismo son factores primordiales para la ocurrencia de inundaciones.

Además, los profesionales destacan que entre los factores a considerar se incluyen los cambios de uso de la tierra (en función del uso consuntivo de agua y la profundidad de las raíces), la cantidad y tipo de cultivos en la rotación, y los aportes externos de partes más altas de la cuenca hidrográfica.

El documento afirma: "No cualquier suelo se inunda, sino que estos eventos son determinados por una red de drenaje pobremente integrada y por la presencia de suelos mal drenados, que presentan rasgos de hidromorfismo. Además de la influencia del reemplazo de vegetación por cambios de uso de la tierra sobre la evapotranspiración anual acumulada, el manejo de los suelos en lo que concierne a sistemas de laboreo, uso de siembra directa, cantidad y tipo de cultivos en la rotación, también incide sobre la velocidad o facilidad con que ingresa agua al suelo por infiltración".

Entre las conclusiones y recomendaciones, los profesionales destacaron que no hay un solo factor que genere los excesos hídricos y las inundaciones, sino múltiples causas. "El clima es el principal factor, pero la forma en que manejamos los suelos puede acelerar, retardar o aun evitar la ocurrencia del fenómeno", explicaron.

Además indicaron que la conversión de tierras con vegetación perenne (bosques, pastizales, pasturas) a cultivos anuales disminuye el consumo de agua anual y promueve la recarga y el ascenso de aguas subterráneas, con riesgo de anegamiento y salinización.

"Los manejos basados en monocultivos con escaso aporte de residuos y raíces (por ejemplo, soja) promueven una mala calidad del suelo superficial y, eventualmente, procesos de encharcamiento superficial. Debe haber una visión integrada a nivel de cuencas hidrográficas. A menudo, las inundaciones en las partes bajas se relacionan con escurrimientos no controlados en las partes altas", explica el documento.

Consejos para ganadería

En tanto, la Estación Experimental Agroindustrial del INTA Colonia Benítez, Chaco, realizó un informe con una serie de recomendaciones detalladas de manejo, tanto nutricional como sanitario, sobre la problemática de las inundaciones.

En este contexto de emergencia agropecuaria, los especialistas del INTA Osvaldo Balbuena (especialista en alimentación y manejo de ganado) y María Victoria Rossner (responsable de sanidad animal) elaboraron un informe con recomendaciones para reducir el impacto y minimizar las pérdidas.

Entre las consideraciones de los profesionales se enumeran:

Evaluar el estado corporal, especialmente en vacas paridas, y determinar la edad aproximada de los terneros al pie de la madre.

Separar los terneros para posibilitar que se los alimente correctamente y se los cuide en superficies accesibles y reducidas.

Usar los bajos a fin de reservar las partes más altas para cuando se inunden los potreros bajos.

En el caso de contar con reservas forrajeras, hacer un inventario a fin de determinar con anticipación las necesidades de compra.
Consultar con su veterinario la necesidad de administración de antiparasitarios y vacunas.

En la alimentación, implementar alternativas como los granos y subproductos de la agricultura.

Tomar medidas preventivas para evitar que aumenten los casos de animales enfermos y/o muertos por el estrés producido por hacinamiento, deficiencias nutricionales, transporte, cambios de lotes, etcétera.

Mantener, e incluso reforzar, el plan sanitario recomendado por Senasa, el INTA y los profesionales veterinarios privados. Realizar recorridos más frecuentes en los potreros, a fin de detectar precozmente la aparición de algún problema sanitario o animales débiles.

Fuente: LA NACIÓN

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