Será una instalación flotante que acompañará las oscilaciones de los ríos. Estará destinado a tareas educativas, de investigación, de difusión y recreativas. Funcionará con energías alternativas y contaminación "cero".
Este Centro de Referencia de Humedales, el primero en su tipo en Argentina y en Sudamérica, será construido por la Fundación Proteger-Amigos de la Tierra en el Puerto Santa Fe, siguiendo los lineamientos de la Comisión de Educación, Comunicación y Concienciación Pública (CECoP) de la Convención Ramsar sobre Humedales de Importancia Internacional.
El emprendimiento cuenta con el apoyo de Wetlands International. El Centro está destinado a la difusión, capacitación y promoción del uso racional de humedales, el ecoturismo, experiencias de manejo sustentable y aliviación de la pobreza, en favor de las poblaciones del litoral fluvial y las comunidades ribereñas.
La construcción del Centro se enmarca en el Programa de Humedales de Proteger-Amigos de la Tierra, que cuenta con el apoyo de Wetlands International, de WWF y de la Convención Ramsar sobre Humedales de Importancia Internacional, con sede en Suiza.
La creación de Centros de Referencia en Humedales es una iniciativa de la Convención Ramsar, a través de la CECoP. Los primeros Centros de Referencia de Humedales funcionan en Canadá, Australia, Japón, India y Austria.
El diseño y la conducción técnica están a cargo de un Grupo de Trabajo Interdisciplinario, conformado por el Programa de Tecnología Socialmente Apropiada de Proteger (coordinado por los ingenieros Eduardo Groppelli y René O. Galiano) y un Grupo de Docentes-Investigadores de la FADU-UNL (integrado por los arquitectos César Carli, Jorge Rico, Carlos Canga, Bettina Pampinella, Guillermo Romero Osella, Adriana Pritz y el ingeniero Enrique Chiappini); también con la participación del Grupo de Energía No Convencional de la FIQ-UNL (ingenieros Eduardo Groppelli y Orlando Giampaoli).
Características del diseño arquitectónico
El equipo de trabajo estableció parámetros de diseño y criterios constructivos para producir, con tecnología local, una instalación flotante que acompañe las oscilaciones periódicas de los ríos, naturalizando un proceso que en general, al ser negado, produce tremendas pérdidas humanas y materiales. El diseño procura conjugar, en dos plantas, funciones educativas, de investigación, de difusión y recreativas para un máximo de 60 visitantes. La construcción se resuelve sobre una base flotante de 16 metros de largo por 8 metros de ancho, teniendo la totalidad del complejo más de 130 m2 cubiertos.
Autosuficiencia energética y de servicios
El Centro tendrá autosuficiencia energética y total independencia para lograr un espacio habitable confortable en los humedales del Paraná, combinando el aprovechamiento de distintas energías renovables, particularmente solar, eólica y biomasa. Estas características lo convierten en la primera construcción en su tipo a nivel mundial y una verdadera innovación tecnológica generada en el país.
Generación de biogás con plantas acuáticas
La alternativa de producir un combustible gaseoso (biogás), a partir de los recursos orgánicos disponibles, el cual puede ser utilizado en artefactos domésticos, puede significar un decisivo aporte al bienestar de las poblaciones dispersas, para el saneamiento de su hábitat o de diversas explotaciones productivas, como también para todas las escalas de asentamientos humanos. Este proceso de descomposición de la materia orgánica (celulosa, carbohidratos, almidón, proteínas, etc.) se lleva a cabo en un equipo cerrado, denominado "biodigestor", que funciona con inoculación de flora microbiana anaeróbica que existe en la naturaleza -hace 3.400 millones de años-, descomponiendo la materia orgánica con producción de biogás combustible (60% de metano y aproximadamente 40% de dióxido de carbono).
A los fines del diseño, con un "biodigestor" de 3 m3 de volumen se puede producir -en la condición de invierno- 1,5 m3 de biogás por día (con una potencia calorífica de 5.500 Kcal/m3), que equivale a 0,70 Kg de gas licuado -propano-butano-, permitiendo sustituir unos 20 Kg de gas de garrafa por mes.
Uso de la energía solar directa
La radiación incidente en la región litoral tiene una intensidad de 3.000 Kcal/m2*Día en los meses de invierno, alcanzando las 5.000 Kcal/m2*Día en la época de verano. La aplicación más difundida de los sistemas solares se presenta para el calentamiento de agua mediante colectores solares planos - una instalación que funciona sin partes móviles y con bajo mantenimiento.
Con una tecnología razonable, factible de lograr a escala artesanal, se puede conseguir un rendimiento promedio del 50% sobre la energía disponible; con lo cual se puede producir unos 40 litros de agua caliente, a 45°C, por m2 de colector en invierno, y 60 litros por m2 de colector, a 65°C, en el verano. Esto es un buen nivel de temperatura para uso con fines sanitarios.
Energía eléctrica con generadores eólicos y paneles fotovoltaicos
El servicio eléctrico del centro será resultado de la aplicación de un equipamiento híbrido eólico-solar fotovoltaico, a fin de aprovechar ambos recursos (vientos y sol), disponibles en toda la región. Se ha tomado un parámetro de partida para el diseño del equipamiento, que es el consumo estimado diario de electricidad para las actividades del centro: 3 kW-hora/día.
Agua potable
Su provisión se procura tomando agua dulce desde el mismo humedal, la cual se procesa en un equipo modular. Con el agregado de coagulantes, se elimina la arcilla que posee el agua; luego una etapa de filtración -por ejemplo sobre manto de arena- y posterior desinfección del agua, permite almacenar en un tanque la cantidad suficiente para las necesidades de las actividades diarias.
Contaminación "cero"
Está previsto el tratamiento de los líquidos cloacales mediante un sistema de cámara séptica -con retención y degradación de sólidos sedimentables- completándose el sistema mediante un tratamiento con plantas provenientes del mismo humedal -fitorremediación- acoplando un embalse artificial a la estructura flotante. Los residuos orgánicos, provenientes de comidas y refrigerios, se procesan en el "biodigestor", quedando un residuo estabilizado que puede utilizarse como fertilizante en "chinampas" -sembradíos artificiales desarrollados sobre el agua-, como los utilizados por los Mayas para cultivar plantas comestibles.
Fuente: Diario El Litoral
http://www.ellitoral.com/accesorios/imprimir.php?id=%2Fdiarios%2F2003%2F07%2F19%2Fmedioambiente%2FMED-01.html
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