Un cartel y un sugestivo acto fundacional zanja diferencias con la comunidad escobarense.
7 de enero de 2013 - Pablo Aiello, Director de escobarnews.com
La historia argentina está plagada de
antinomias. Unitarios y Federales, Peronistas y
Radicales, los Porteños versus los del interior, y hasta
el clásico Boca-River en el terreno de lo deportivo, son
algunos de los muchos ejemplos que se pueden citar.
Un cartel que espera ansioso al
costado de la panamericana a que los obreros terminen un
puente a unos pocos kilómetros antes de la entrada de
Escobar, en pocos días más anunciará el ingreso casi
exclusivo al “Nuevo Escobar”, dando lugar
al nacimiento de una antinomia con un hecho
fundacional de los propios emprendimientos
urbanísticos que se están desarrollando en los humedales
en la Sección de Islas del partido de Escobar.
El Cantón, San Matías y el
emblemático Puertos del Lago (una extensión del Nordelta),
son algunos de los barrios privados que conforman este
polo inmobiliario que intentará atraer a sus futuros
residentes diferenciándose del viejo Belén de
Escobar.
En tiempos en que se brega por la
integración social, construyen burbujas aisladas del
entorno socioeconómico que rodean al negocio
inmobiliario, imponiendo sus propias reglas, y hasta se
arrogan el derecho de bautizar a toda una zona con un
nombre propio del marketing. Una estrategia
comercial totalmente despojada de cualquier sentido de
pertenencia.
¿Pueden estar orgullosos los
escobarenses del Nuevo Escobar?
Si hay algo que enorgullece a quienes
viven en escobar es su ciudad, que a pesar de tener un
marcado déficit en su infraestructura, es su lugar en el
mundo. Eso se llama sentido de pertenencia.
Por eso
hace más de 50 años atrás la gente de Escobar buscó
independizarse del distrito de Pilar.
Ese
sentido de pertenencia se mantuvo vigente a lo largo de
toda la historia de Escobar y en los últimos tiempos llevó a los escobarenses a poner freno al
constante avance del conurbano, tratando de conservar su estilo de
vida con aires propios de un pueblo del interior.
Sus
vecinos aun conservan la
costumbre de saludarse en la calle, de compartir un café
con amigos en alguno de los bares céntricos de la
ciudad. Escobar es una ciudad de viejas costumbres, pero
no es una ciudad vieja, ni obsoleta aunque
mantenga la infraestructura de los años 70,
cuando en todo el Distrito habitaban 46.150 almas, según
consta en los datos estadísticos de aquellos años.
Días atrás, un reconocido arquitecto
nacido y criado en Escobar se animó a calificar a Belén
de Escobar como una ciudad “prematura”, un
pueblo que se vio forzado a crecer sin planificación en
su desarrollo.
Años de
desidia de los diferentes gobiernos de turno llevó a
Escobar al lugar que hoy ocupa, a pesar que hubo varias
iniciativas que intentaron
corregir el rumbo.
"El Escobar que Queremos"
es una de ellas mediante la cual se buscó concientizar tanto a los
vecinos, como a los gobernantes, sobre la importancia de
un crecimiento urbano ordenado. Una propuesta que
lamentablemente no prosperó ni en unos, ni en otros.
Así fue
creciendo Escobar, como un bebé prematuro con muchas
dificultades y a los tumbos, pero buscando la manera de sobreponerse.
Y mientras la ciudad prematura
convive con sus deficiencias estructurales, el Nuevo
Escobar se propone -a pocos kilómetros de Belén- como
una inmejorable posibilidad de desarrollar una tentadora
calidad de vida para sus habitantes. Agua corriente,
cloacas, y todas las prestaciones propias de la
modernidad que hoy muchos vecinos comunes no pueden
disfrutar en el viejo Escobar.
El boom inmobiliario fue presentado a
la sociedad escobarense como un saludable síntoma
de progreso y una fuente de trabajo para muchos
de los que viven en este Distrito.
Lógicamente que es indiscutible que -por algunos
años- estos emprendimientos urbanísticos demandarán
mucha mano
de obra para su construcción y se transformará en un
importante motor para la economía local como ocurre en
el resto del país, pero, una vez que las
viviendas en su mayoría hayan sido terminadas, las
únicas propuestas laborales a las que se podrán
responder serán a las que llamen para cubrir el servicio
doméstico y al mantenimiento de parques y piscinas.
Algo de esto ya se ve en los vecinos distritos de Pilar
y Tigre.
Lo que es discutible es que el crecimiento de
barrios privados en el partido de Escobar sea un síntoma
de prosperidad para sus habitantes. El único
beneficiario será el Estado comunal que verá sus arcas
engordadas a expensas de
miles de partidas por tasas que se cobrarán a los nuevos
vecinos que, indirectamente favorecerán a la concreción
de proyectos que hagan al bien común de todo el
distrito, siempre y cuando que esa masa de dinero sea bien
administrada en el futuro.
Por
otra parte, la aparición de los barrios privados
han despertado muchos interrogantes sobre su
impacto en al medioambiente, precisamente los
ecologistas ponen sus lupas sobre los emprendimientos
que se están ejecutando en los humedales de Escobar
(donde apunta la flamante señalización) a
los que modificaron a su antojo para hacer terrenos de
alta gama de esas tierras “improductivas”, en desmedro
de los servicios que los humedales prestan en un
sensible ecosistema.
¿Se puede estar orgulloso del Nuevo
Escobar?
¿Qué le puede representar al escobarense medio
estos barrios privados?
Los empresarios inmobiliarios, como
si se trataran de conquistadores de nuevos mundos,
refundan, con la anuencia del Gobierno,
grandes áreas de tierra como ciudades estado, donde
la administración comunal muta a un gerenciamiento
con sus propias reglas.
Hoy en
día se destaca la articulación de la gestión pública y
la inversión privada, y el puente que se está
construyendo en el kilómetro 42 de la panamericana es
una muestra de ello.
Cabe
recordar que el Departamento Ejecutivo comunal
contribuyó económicamente, con la autorización del
Concejo Deliberante, para su construcción.
Este puente,
que se anticipa unos cuantos kilómetros a la caótica entrada de Escobar y que
conecta a la ruta del Mercosur con el corazón de los
barrios privados es un puente más, solo eso si no tiene
un propósito social. Y hasta tanto
el Municipio no pavimente los kilómetros de calle que
separa a los emprendimientos de los barrios periféricos
no generará ningún beneficio directo a los vecinos de
Escobar, el viejo Escobar. Está en manos
de la administración comunal darle conectividad y no en
los empresarios que no tienen intención de mezclar las
aguas.
Es
lógico entender que los inversores no interesen en políticas de Estado, ellos se
dedican a hacer negocios para engrosar sus billeteras,
pero deben comprender que desde un cartel se puede
generar un fenómeno social que ninguna estrategia de
marketing puede remediar.
"Nuevo Escobar" es un invento
de un marketing de poco vuelo y un insulto a la
comunidad escobarense. El pretendido "Nuevo
escobar" se presenta como una provocativa antinomia que tiene como
adversario al Viejo y Orgulloso Escobar que, a pesar de
las dificultades que atraviesa, está lejos
de ser obsoleto, como los operadores inmobiliarios
pretenden hacerlo aparecer.
Tal vez
las autoridades municipales no estén al tanto de que en
las tierras que administran se haya fundado una nueva y
exclusiva localidad. Está en ellos que Escobar
siga siendo uno solo.
Pablo Aiello
Director de escobarnews.com
http://www.escobarnews.com/Noticias/20130107-el-nuevo-escobar-el-nacimiento-de-una-antinomia.html
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